DOMINGO DE ZANAHORIAS
UN CATASTRÓFICO DOMINGO DE RAMOS DE LO MÁS PECULIAR, ¿SERÁ UNA NUEVA TRADICIÓN EN JUMILLA?
El pasado Domingo 14 de abril, se llevó a cabo en Jumilla la esperada procesión de Domingo de Ramos.
Hacía un día espectacular; el Sol brillaba en lo alto del cielo, el cuál estaba despejado. Miles de familias se vestían para la ocasión, había de todo: vestidos, vaqueros, esmoquin... y sin dudar no podía faltar la famosa palma que acompañaba a todos los niños en este día tan especial.
Todo comenzó un Domingo en el año 1521, cuando la primera procesión daba paso a la Semana Santa de Jumilla, desde ese día ya es tradición.
En esta procesión los protagonistas son los niños, puesto que todo el mundo estrena las fotos de sus hijos con el Señor y la burra.
Jesús también es un gran protagonista, ya que se encarga de recitar la profecía de la destrucción de Jerusalén. Y como no, la famosa burrica, que alegra el corazón de todos los niños.
Como íbamos diciendo, todo marchaba de maravilla, hasta que de repente a la burra se le noto un poco alterada, algo estaba llamando su atención, y es que a la lejanía se podía divisar a dos niñas que se encontraban tranquilamente comiendo zanahorias. Ya está, eso era, las zanahorias... así pues la burra salió disparada cargando en su lomo a Jesús con una niña en brazos. La multitud gritó escandalizada, todos estaban muy preocupados, puesto que la pequeña niña podría caerse en cuestión de segundos. La burra cada vez se acercaba más a las niñas que cargaban zanahorias, estas al ver lo que estaba sucediendo, en un momento de pánico y presión tiraron las zanahorias hacia otro lado, cayendo en manos de la alcaldesa de nuestro pueblo. Esta también las tiró hacia otra persona, haciendo que de esta manera todo el mundo pasara las zanahorias de lado a lado. En Jumilla había una lluvia de zanahorias, en la cuál la pobre burra corría tras ellas. Afortunadamente, todo principio tiene su fin, y en este caso la burra iba tan fatigada de correr tras las zanahorias y encima con peso sobre su lomo, que terminó parándose. Jesús aprovechó la oportunidad y descendió del lomo de la burra con la niña en sus brazos sana y salva. Todo el mundo estalló en aplausos, había sido un gran espectáculo y todos habían salido a salvo, ¿qué más podría marchar mejor?, ¿sería esta una nueva tradición a llevar a cabo en Jumilla los siguientes años?...
El pasado Domingo 14 de abril, se llevó a cabo en Jumilla la esperada procesión de Domingo de Ramos.
Hacía un día espectacular; el Sol brillaba en lo alto del cielo, el cuál estaba despejado. Miles de familias se vestían para la ocasión, había de todo: vestidos, vaqueros, esmoquin... y sin dudar no podía faltar la famosa palma que acompañaba a todos los niños en este día tan especial.
Todo comenzó un Domingo en el año 1521, cuando la primera procesión daba paso a la Semana Santa de Jumilla, desde ese día ya es tradición.
En esta procesión los protagonistas son los niños, puesto que todo el mundo estrena las fotos de sus hijos con el Señor y la burra.
Jesús también es un gran protagonista, ya que se encarga de recitar la profecía de la destrucción de Jerusalén. Y como no, la famosa burrica, que alegra el corazón de todos los niños.
Como íbamos diciendo, todo marchaba de maravilla, hasta que de repente a la burra se le noto un poco alterada, algo estaba llamando su atención, y es que a la lejanía se podía divisar a dos niñas que se encontraban tranquilamente comiendo zanahorias. Ya está, eso era, las zanahorias... así pues la burra salió disparada cargando en su lomo a Jesús con una niña en brazos. La multitud gritó escandalizada, todos estaban muy preocupados, puesto que la pequeña niña podría caerse en cuestión de segundos. La burra cada vez se acercaba más a las niñas que cargaban zanahorias, estas al ver lo que estaba sucediendo, en un momento de pánico y presión tiraron las zanahorias hacia otro lado, cayendo en manos de la alcaldesa de nuestro pueblo. Esta también las tiró hacia otra persona, haciendo que de esta manera todo el mundo pasara las zanahorias de lado a lado. En Jumilla había una lluvia de zanahorias, en la cuál la pobre burra corría tras ellas. Afortunadamente, todo principio tiene su fin, y en este caso la burra iba tan fatigada de correr tras las zanahorias y encima con peso sobre su lomo, que terminó parándose. Jesús aprovechó la oportunidad y descendió del lomo de la burra con la niña en sus brazos sana y salva. Todo el mundo estalló en aplausos, había sido un gran espectáculo y todos habían salido a salvo, ¿qué más podría marchar mejor?, ¿sería esta una nueva tradición a llevar a cabo en Jumilla los siguientes años?...